En el año 1980 me decidía poner, en la práctica, lo que tanto deseaba desde que vine a Madrid hace 27 años: jugar a lo que desde niño había jugado en el pueblo: ¡Jugar a la calva! Era el mes de junio, me encontré con Demetrio, el jardinero y le dije: Tengo una piedra y una calva, si encontramos un pate podemos jugar una partida y veremos quién gana. Tú eres de Avila y yo de Salamanca. Los dos encontramos el pate en la salida del metro de Empalme (Aluche) y allí "nos batimos el cobre". Quedamos empatados y, como buenos amigos, con una caña lo celebramos. Al domingo siguiente ya éramos tres porque vino Rafa, el carnicero, buen compañero y muy hablador. La gente que no conocía este juego, al vernos, pensaban que de locos se trataba, porque tirábamos piedras a un palo y corríamos detrás de ellas. Después vinieron Isidoro y Jaime, Casillas y Fernando de Carabanchel, Miñambres del Barrio del P¡lar, David y Julián Galisteo, Maxi de Vallecas y de varios lugares más que a todos recuerdo con cariño pero sería muy largo de nombrar. Por fin, en el año 1981 realizamos el primer campeonato, por equipos e individual. El primer trofeo por equipos se lo llevó ¡como no! Casillas con su hijo Satur. El que ésto escribe, con 14 calvas, la primera copa individual de mi vida que, por cierto, es la que más aprecio. ¡¡Quién nos iba a decir a todos nosotros que al correr los años iban a existir 19 clubes!!. Pero, ¡así es la vida! y como todo, se empieza por poco y se acaba por mucho, de esta manera, ahora somos una gran familia de calveros, cada uno trabajando en su profesión durante la semana, pensando en que llegue el domingo para dar las 25 calvas en el campeonato, y que su club quede el mejor clasificado. Para mí, lo mejor de Madrid (con todo el respeto de los madrileños) es poder practicar el deporte-juego más emocionante y bonito que hay con mis paisanos y a la vez, poder hablar de nuestra familias y de nuestras costumbres. Todo los años realizamos una o dos cenas por todo lo alto, amenizadas por la música de nuestro Santiago y sus hijas, que es el mejor trío que toca las jotas de nuestra tierra, y bailamos hasta que el cuerpo aguanta, con nuestras esposas, hijos y nietos. Nos sentimos muy orgullosos y felices con lo que tenemos: una de las peñas más numerosas y unidas. Somos muchos en primera, con deseos de subir a la especial para acompañara Alvaro, bastantes en segunda y muy pocos en tercera y promoción, lo que demuestra que nuestro nivel de juego está siempre casi arriba. Y si Dios quiere, cuando tengamos nuestra cancha, como casi todos la tienen, no habrá quién nos gane. Lo único que nos falta es tener nuestra propia cancha, porque jugadores con garra, clase y casta tenemos para rato. Nuestro presidente "Deo", que cogió el relevo del primero, pionero Isidoro, que trabajó y se movió más que nadie en los primeros años, acompañado por todos nosotros, arrimando cada uno siempre el hombro en lo que puede, conseguirá, estoy seguro, muy pronto nuestra cancha, porque ganas no le faltan y al equipo tampoco. Este año estamos luchando al máximo, como siempre, y nos entrenamos en el "Hoyosanatorio" donde todo el mundo puede venir a jugar y es acogido con satisfacción y alegría. La temporada no está siendo buena en trofeos pero tampoco mala. Llevamos dos copas en primera especial, dos copas en primera y varias en segunda, tercera y promoción y siempre celebramos los triunfos de los compañeros, sean rivales o no, como propios. Y ¡por supuesto! nunca tiramos la toalla. Sabemos ganar y, mucho más importante, también sabemos perder. Aun costándonos mucho esfuerzo y sacrificio, porque prácticamente lo hacemos todo sin ningún aporte económico, somos felices y estamos muy contentos con nuestra bendita "calva" Como os daréis cuenta los que me leáis, no tengo dotes de escritor porque mi profesión es muy distinta. Me ha costado trabajo escribir esta pequeña historia y si lo he hecho es por lo mucho que quiero a la calva y a los calveros, procedan de donde procedan. ¡Animo calveros! a seguir trabajando para dar siempre las 25 y poder estar algún día en la olimpiada.
|